Los abuelos que ayudan

“La población española ha tirado de sus mayores para cuidar nietos, avalar préstamos, atenuar los efectos del paro o resolver problemas habitacionales”, sentencia Alfredo Alfageme, profesor de Sociología de la Universitat Jaume I y miembro del Grupo de Investigación sobre Envejecimiento de la misma universidad.
Julia, que fue letrada de las Cortes Valencianas y profesora en la Facultad de Derecho de la Universitat de València, cuida de sus nietos cada dos semanas. Con más de 70 años, lo compatibiliza con su trabajo en la Federación de Mujeres Progresistas o la Red Feminista de Derecho Constitucional. Su antigua nuera se mudó a Madrid buscando trabajo y su hijo no se puede hacer cargo todo el mes de ellos. A ella no le importó acogerles.
Julia en la Facultad de Derecho de la Universitat de València/ UNIVERSITAT DE VALÈNCIA.

No es una excepción. Según un informe de la ONG Educo, los abuelos aportan 290 euros de media para ayudar a sus hijos. O si no, dan de cenar uno o varios días de la semana a sus familiares.
La ayuda puede presionar, hacer que acumulen estrés e incluso caer en una enfermedad con categoría clínica: “el síndrome de la abuela esclava”, anota Javier Bendicho, psicogerontólogo y secretario general de la Federació d’Aules de la 3ª Edat. La misma Mari Carmen reconoce que a ella se le ha quedado buena pensión y puede llevar a su nieto de 12 años a ver el Valencia cada quince días. Conoce a otras que sobreviven con menos 300 euros al mes.
Julia cuando fue galardonada con el premio Alta Distinció Francesc de Vinatea en 2014 en las Cortes Valencianas/ EL PAÍS.