La generación de mayores activos

Paco, profesor de las Aulas de la 3ª Edad de Burriana, está escribiendo en la pizarra una de las técnicas de memorización/ BLANCA APARISI GALÁN.
Bolillos, manualidades, corte y confección, uso del móvil, pintura en tela, bailes de salón, sevillanas, risoterapia... Son las actividades estrella de los centros municipales de mayores de Alicante. Las propuestas no resultan mucho más originales en Valencia. Sacramento Pinazo, presidenta de la Sociedad Valenciana de Geriatría y Gerontología, ha comprobado que los 49 centros de Valencia están atendiendo a entre un 40 y un 50% de la población que supera los 65 años. El otro porcentaje restante no se siente identificado con la programación estereotipada, orientada a su grupo de edad.
Hace 20 años, en las Aulas de la 3ª edad de l'Eixample no tenían espacio suficiente para acoger a la cantidad de inscritos en yoga, gimnasia o Tai Chi. Este curso, las plazas más demandadas son de historia, geografía, francés…. El nivel cultural ha subido, aunque la percepción no varíe, asegura su director, Javier Bendicho.

"Cuesta asumir que la etapa de la persona mayor que se jubila y es literalmente aparcado en el parque del barrio o en el hogar del jubilado ha terminado”, comenta el geógrafo Joan Romero.
Además se tiende a homogeneizar a este segmento de población. "Hay que tener en cuenta la heterogeneidad de mayores que existen. Al recién jubilado no sólo le gusta el macramé. A algunos aún les agrada el ganchillo o el esparto y otros quieren una aula universitaria”, asegura María Gimeno, técnico del departamento de Personas Mayores de Mislata. El hecho de que una persona tenga 65 años sólo puede significar, desde la perspectiva de Alfredo Alfageme, miembro del Grupo de Investigación sobre Envejecimiento de la Universitat Jaume I, que hasta ese momento la tierra ha dado 65 vueltas alrededor del sol. Todo lo demás es probable.

Una de las alumnas de Paco está realizando un ejercicio de agrupación de números a contrareloj/ BLANCA APARISI GALÁN.
Con más de 70 años, Fina se cansó de ver las agujas del reloj moverse lentamente y decidió apuntarse al curso de informática en la Oficina del Mayor de Mislata. Quería vivir conectada con el mundo que le rodea. Hasta hace poco, no sabía qué era un ratón. Ahora maneja con soltura el móvil y el whatsapp y se ha hecho un perfil en Facebook.
Mari Carmen tiene un iphone. Ella no se quedó atrás cuando comenzó la revolución de las TIC. La escuela le exigía conocer las nuevas tecnologías. Cada vez más mayores ya se han socializado con el manejo del ordenador, las tablets o los smartphones y no les valdrá ir a un curso de iniciación: en 2014, 26 de cada 100 mayores se movían como un pez en el agua por internet, como señala uno de los indicadores básicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CCHS).